Comenzamos una serie de artículos sobre los mayores enemigos de la piel, aquellos que acaban dañándola y que la envejecen prematuramente.
El sol, el más peligroso, con su radiación ultravioleta genera radicales libres que dañan las fibras de colágeno y elastina provocando envejecimiento prematuro. Los irritantes, poco conocidos y que a menudo se usan sin saberlo, debilitan la piel, la sobreexponen a las agresiones diarias, la fotosensibilizan… consiguen que la piel envejezca más rápidamente. El azúcar, que en exceso se une a las proteínas (glicación) formando unos desechos llamados AGE, advancedglycationendproducts, tras la unión; tras este proceso las fibras de colágeno están más rígidas y a consecuencia de esto la piel pierde firmeza. El tabaco, por si no fuera poco, multiplica la producción de radicales libres y el humo afecta muy negativamente a la piel del contorno de los labios haciendo más frecuente la aparición de arrugas en esa zona.